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domingo, 18 de julio de 2010

NO ESTÁS de Renate Mörder


No estás. Te busqué en el Bar Centrale a la hora del desayuno, por el Corso Vittorio Emanuelle a las seis de la tarde y no estabas.
No estás. No tomás sol en el Lido San Leonardo. No mirás cine “sotto le stelle” en el puerto. No paseás al atardecer por el “lungomare”. No te internás en el camino del viejo molino.
No estás. Nadie te vio, nadie sabe decirme si fuiste hacia el norte o el sur. Si subiste atribulado a un tren con rumbo a Reggio Calabria o si tomaste un barco de excursión y te perdiste en Strómboli.
No estás. Me siento frente al mar y cierro los ojos. Te imagino en mil lugares, tan hermoso como el día en que te fuiste: Nadando, asoleándote, caminando descalzo por la playa. Te veo de cuerpo entero y te acaricio con la mirada, comienzo por los pies y subo lentamente, pero cuando llego a tu rostro no hay nada, porque ya no logro recordar tu cara.
A esta altura ya no me queda nada que vender, ni que comprar. Tu fortuna desapareció junto con mi paciencia, mi juventud y mi belleza. Ya no me queda nada, sólo mi valija y el dinero para comprar el último boleto. Sé que debo decidir dónde terminar lo que empecé aquella fría mañana de mil novecientos ochenta y dos. Aquel día en que me abandonaste y quisiste comprar mi pasividad y mi silencio con dinero. “O lo recupero o me mato” dije entonces. Veinte años después creo que ya es tiempo de cumplir las promesas.
Tomo el tren rumbo a Villa San Giovanni y subo al transbordador repleto. Observo a la muchedumbre y te busco inútilmente por última vez. El viento del estrecho de Messina despeina mi cabello. Pronuncio tu nombre en voz baja y me dejo caer. Las aguas del Tirreno me devoran, cumplo con mi promesa, con la esperanza de que exista otra vida en la que estés y podamos reencontrarnos.

4 comentarios:

  1. Seguro que debe haber sido muy fuerte el sentimiento. Muy bueno, saludos.

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  2. Una belleza, querida amiga... el amor, la necesidad del otro, el otro como fuente de vida...

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