Todos los días al pasar por la ruta observaba la casa, que no era más que una enorme mancha que se perfilaba contra el cielo en la negrura de la noche. La imaginaba como un ser vivo, esperándome. Yo la quería. Cada semana iba al estudio del Doctor Trust para ver si había novedades de la sucesión de mi tía Madeline: «¿Sabe cuándo podré tomar posesión de la casa?» preguntaba. El abogado me decía que no y yo me iba decepcionada.
Aquella noche miré la casa y vi luces que provenían de
su cuarto principal. Indignada ante la perspectiva de que extraños hubieran
osado ocuparla, fui hacia ella. Con cautela abrí la puerta. Adentro estaba tía
Madeline, me atraía hacia sus brazos. «Déjeme
ir» le grité,
pero ella se negó: «Ahora ésta
es tu casa». Su rostro bondadoso se volvió
gris, se llenó de gusanos. «¿Acaso
no me dejaste morir para heredarla?».
Este relato fue finalista del IV Concurso de relatos de Terror 2015, Homenaje a Edgar
Allan Poe, convocado por la Editorial ArtGerust.
Toda una acusación. ¿Será una aparición real o la materialización de sus temores, de sus culpas? Inquietante relato. Bien hecho.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer y comentar! Saludos
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