Note
que los niños estaban muy raros, me rehuían la mirada y no hablaban en mi
presencia. Parecían estar tramando algo. Me dije que quizás era yo, que cada
día me sentía más débil y estaba teniendo una visión distorsionada de la realidad. Pero
no, hoy, mientras intentaba llegar al baño, los vi en la cocina. Ponían un
polvo en mi comida, reían.
De temer esos dos.
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